jueves, 24 de diciembre de 2009

LUCES NAVIDEÑAS



Como cada año, a eso de mediados de noviembre, comienzan a ponerse en marcha los operarios encargados de llevar a cabo el encencido navideño que decora nuestras ciudades.

Estas luces marcan la llegada de la navidad, así como la angustia de tener que comprar regalos para todo aquel que estimes, aún en pleno auge de la crisis.

La ciudad se enciende, y a decir verdad, parece otra, más bonita, con más encanto. Es el efecto que tiene la luz en nuestras vidas.

Como personas videntes que somos la gran parte de nosotros, estar en una clima iluminado adecuadamente, es la clave para muchos momentos de nuestra vida. Por ejemplo, en un ambiente de luz blanca (hospitales, colegios..) sabemos que es un lugar donde tenemos que estar atentos de lo que ocurre. La luz blanca es necesaria para tener una visión lo más clara posible, evitando el uso cansado de la vista.

La luces amarillas, en cambio, nos otorgan un ambiente cálido de hospitalidad y comodidad. Un ejemplo de luz amarilla, es la típica lámpara que tienes en la mesa colocada al lado del sofá, que se enciende cuando ha llegado la hora del descanso.

Por otro lado, las luces de neón indican "lujuría" y atracción. De ahí que todos los carteles luminosos sean destinados a atraer a la gente al interior de donde están colocados.

En este caso, las luces navideñas también tienen un significado connotativo. Si antes para mí era la llegada del momento más feliz del año, ahora es la simple puesta en escena del consumismo masivo.




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